Delsa Solorzano // El Parlamento
EL PODER LEGISLATIVO Nacional, más allá de ser uno de los poderes del Estado, es quizá el único que tiene injerencia directa en todos ellos, pudiendo designarlos, modificarlos, controlarlos o supervisarlos de alguna manera.
Entre las funciones parlamentarias más importantes se encuentran, por supuesto, la de legislar en materias de competencia nacional, proponer enmiendas y reformas a la Constitución, discutir y aprobar el presupuesto nacional, así como aprobar todos los créditos adicionales al presupuesto, aprobar por Ley todos los tratados o convenios internacionales que celebre el Ejecutivo Nacional, designar a los Rectores del Consejo Nacional Electoral, al Fiscal General de la República, al Contralor y al Procurador, entre muchas tantas otras.
SI HACEMOS un poco de memoria en cuanto a la conformación del Parlamento actual, recordamos que cuando el mismo resultó electo, la oposición era una rotunda minoría, ya que grupos como el Polo Democrático, el MAS, Solidaridad y otros, eran de tendencia oficialista, sin embargo, nadie dudaba de la importancia de la presencia de la oposición dentro de la Asamblea Nacional y partidos como Primero Justicia, La Causa R, AD, Copei, entre otros, levantaban sus pequeñas voces de protesta en aquel panorama teñido de rojo.
Ahora bien, el Parlamento actual ha sufrido cambios, al igual que lo ha hecho la realidad política de nuestro país. En este momento contamos con parlamentarios opositores, a quienes acudimos cada vez que queremos conocer cuál es la verdadera situación de la Comisión de Finanzas y nos informan en qué se están gastando los recursos del Estado. Son diputados a los que llamamos cuando queremos saber cuánto gasta el comandante Chávez en sus dispendiosos tours por el exterior de la República; o con aquellos que denuncian de manera efectiva las irregularidades de Pdvsa, o los que nos alertan sobre la pretensión del régimen de cubanizar la educación de nuestros hijos. Es decir, tenemos excelentes diputados que si bien no constituyen mayoría y no pueden tomar decisiones sobre los aspectos más trascendentales de la discusión parlamentaria, son la mayor y mejor fuente de denuncia, y nos permiten conocer a los venezolanos la verdad de lo que ocurre en Venezuela. Si ellos no estuvieran allí, hubiera sido sencillamente imposible conocer cualquiera de estas graves denuncias.
SI TOMARAMOS conciencia de la importancia de las elecciones parlamentarias que se avecinan, nos daríamos cuenta de que la mayoría oficialista podrá, sin ningún obstáculo que se lo impida, reformar la Constitución para permitir la reelección infinita de la Presidencia de la República, así como la consolidación definitiva de un régimen no democrático en el poder. Los ciudadanos, no tendremos a quién preguntarle cuánto costó la última transmisión del Aló Presidente, cuánto se despilfarra en los viajes presidenciales o cuánto se roban en Pdvsa.
Es por ello que, más allá de preguntarnos para qué queremos 20 o 30 "carguitos", hay que agradecer que nuestros parlamentarios están allí, ejerciendo esa labor de denuncia constante que nos permite seguir con la esperanza viva.
Miembro de Primero Justicia
http://www.eluniversal.com/2005/09/03/opi_art_03491E.shtml
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