Delsa Solórzano // Carta a un hijo de la Patria
QUERIDO HIJO: He hecho cosas muy difíciles en la vida, pero escribirte esta carta va a ser una de las más complicadas. Lo que siento por ti no puedo siquiera describirlo con palabras. Te siento en mi vientre la tir, vivir, moverte. Es una sensa ción maravillosa saberme albergue del futuro.
Tenerte es una inmensa responsabilidad. Quiero que seas feliz y libre, que puedas desarrollarte sin temor y cantarle al mundo quién eres. Que seas una persona de bien, en un país justo y amable. Hay tantas cosas que quiero enseñarte, tantas que debo decirte, tantas que no quisiera vivieras.
La vida no es fácil, hijo. En este momento estamos en una dura lucha por lograr un país mejor para todos y no sólo para algunos poderosos. Anhelo que crezcas en una Venezuela donde se respete a la gente y las libertades, donde puedas opinar, sin riesgo de ser perseguido o apresado; un país donde no haya niños abandonados en las calles sin ningún tipo de protección ni de sus padres ni del Estado; un país donde las niñas jueguen con muñecas, en lugar de parir hijos sin control, un país donde estos problemas no se resuelvan matando a los niños que aún no nacen. Estas cosas son muy complejas para que las entiendas ahora, pero cuando estés aquí y comiences a preguntar las cosas de la vida que te causarán curiosidad, trataré de explicártelas.
En este momento sólo puedo prometerte que no abandonaré la lucha, y que estoy segura que algún día tendremos ese país que tanto deseamos. No puedo prometerte que al momento de tu nacimiento vivirás en el país verdaderamente democrático que necesitamos, pero sí que algún día se rá así.
Puedo prometerte que te enseñaremos a ser honesto y generoso, que haremos honor en tu crianza a las enseñanzas de tu familia; que trataremos de darte la mejor educación. Que serás libre de elegir lo que desees para tu vida. Que te cuidaremos, y que con seguridad serás un gran demócrata, pues para eso serás formado.
Sigue creciendo dentro de mí, venezolanito. Dame todas las patadas que quieras. Aquí está Venezuela, tu patria, esperándote. Para arrullarte, te tomaré en mis brazos y me valdré de los versos de Andrés Eloy y de una de las más hermosas canciones de cuna que se ha escrito: nuestro himno nacional. Dios te bendiga. Tu mamá.
Miembro de Primero Justicia
http://www.eluniversal.com/2005/07/31/opi_art_31490B.shtml
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