Delsa Solórzano // ¿Locura internacional?
LAS RELACIONES internacionales de Venezuela son cada vez más complejas. Dependen exclusivamente del estado de ánimo del reyecito de Miraflores, o de su conveniencia personal, según los aspirantes a dictador que se encuentren en campaña electoral en determinado país.
Hace pocos días vimos al autócrata criollo espetar barbaridades contra Alan García, candidato a la Presidencia del Perú por el APRA y amenazar a los hermanos peruanos diciéndo les que si no gana Ollanta Humala romperíamos relaciones diplomáticas con Lima. Al respecto, vale la pena citar las declaraciones del cardenal peruano, Juan Luis Cipriani, quien calificó de "repudiable" la actitud de Chávez y afirmó que "no hay antecedentes en la historia de nuestro continente de un lenguaje que maltrate de una manera tan baja a un ciudadano peruano". También dijo el cardenal Cipriani: "Esta injerencia es grosera e inaceptable, aquí no hay matices".
Las declaraciones de Chávez provocaron protestas frente a la Embajada de Venezuela en Perú y hasta el retiro del embajador peruano de nuestras tierras, y por si esto fuera poco se produjo un reclamo del Perú ante la Organización de Estados Americanos por la intervención de Venezuela en sus asuntos internos.
Ante todo esto, el presidente Toledo afirmó que Chávez estaba entrometiéndose en los asuntos internos de su país y el reyecito criollo ripostó "Toledo y García son caimanes del mismo pozo".
Pero la pelea con el Perú no ha sido la única que hemos tenido en los últimos días. A raíz de nuestra salida de la Comunidad Andina, a Chávez le dio también por atacar al Mercosur y al resto de los países que siguen manteniéndose dentro de la CAN.
Al respecto, Lula y Kirchner le pidieron a Chávez que los dejara en paz, que ellos resolverían a su modo y a su tiempo sus problemas de comercio exterior. Así que el reyecito salió con el rabo entre las piernas.
La diferencia de Venezuela con el resto de los países del sur, está en la millonaria chequera repleta de petrodólares que ostenta nuestro autócrata. Por ello Venezuela puede denunciar el tratado de la CAN y el resto de los países signatarios del mismo no puede hacerlo.
Nuestro país también fue acusado por el gobierno de Nicaragua ante la OEA de querer comprar con petróleo para Daniel Ortega los votos que éste "no ha podido ganar en las urnas", esto al decir del embajador nicaragüense.
Vimos igualmente a Condoleezza Rice declarar que Chávez se "empeña en tener malas relaciones con Estados Unidos".
Sin embargo, nuestras relaciones comerciales con el país del Norte siguen intactas, cada vez más fuertes y sólidas; le vendemos petróleo al mejor precio y recibimos el mejor pago.
Esto difiere radicalmente de lo que ocurre con los países que Chávez se empeña en manejar como comarcas. Con éstos las relaciones comerciales dependientes del petróleo no se manejan como compra-venta sino como trueque: te doy petróleo y me das caña de azúcar, queso, vacas o cualquiera otra cosa que se le ocurra al señor de la petrochequera.
Ante toda esta realidad hay que preguntarse: ¿No será que los caimanes del mismo pozo son Chávez y Fidel? ¿No será que los aspirantes a mandamás necesitan la petrochequera venezolana para alcanzar sus aspiraciones?
Miembro de Primero Justicia
http://www.eluniversal.com/2006/05/23/opi_art_23491F.shtml
martes, mayo 23, 2006
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